- El largo camino de la evolución de la vida en la tierra llevó al surgimiento de Homo Sapiens como la cúspide de su recorrido, el final de los procesos de ensayo y error desde que los llamados homínidos bajaron de las ramas y empezaron a bipedestar. Cuando su Neocótex empezó a revelar sus magnas sinfonías y agudezas, construyeron en un tiempo relativamente breve una cultura trascendental de tecnología, conocimientos, artes, y en especial crearon la capacidad de legarlos a sus descendientes mediante el invento de la escritura, el más importante e influyente desde que nos llamamos civilizados; pero a la vez que su pensamiento se hizo más abstracto y crecía en potencialidades, no pudo deshacerse de una malicia instintiva alojada en su elemental cerebro reptiliano e incubada desde su filogenia más cavernaria, esta malicia también sufrió un refinamiento de su potencial y nuestra vileza se graduó con honores en ese camino y quedó impresa en nuestra herencia de comportamiento secular como especie.
- Los individuos ruines existieron aún desde antes que el antiguo testamento los describiera como fariseos, mercaderes, recaudadores de impuestos, etc., eran ya patrimonio en nuestro abolengo, pero cuando este lastre adquirió la sofisticación de la abstracción en la complejidad de nuestra culminante neurología, entonces apareció el pendejo, una forma de plebe de lo más abyecta de cuya infamia pueden dar fe los textos de historia encarnados en religiosos, reyes y reinas, presidentes, generales, bandidos diversos, ciudadanos comunes, etc.
- El espécimen del pendejo es a la inversa de las castas valiosas que resultaron del desarrollo y mejoramiento evolutivo, una amenaza real a la convivencia civilizada y armónica en el planeta, son una estirpe en peligro de superinfestación que pretende socavar como un tumor altamente metastático todos los estratos de las sociedades donde sea factible puedan obtener algún beneficio. El pendejo según la Real Academia de la lengua española tiene acepciones diversas que varía en algunos países, en todo caso la constante es una definición nada elegante en casi todos los casos: cobarde, pusilánime, tonto, estúpido, cobarde; en el caso del Perú toca en suerte la acepción de persona astuta y taimada, mientras que en países como México describe a personas más bien dados a la ingenuidad. Tomemos en cuenta la definición regional nacional nuestra para efectos de este repaso.
- Las páginas de la historia de la política y la vida republicana en el Perú – no podía ser de otra manera – también están infestadas de no pocos hombrezuelos afiliados a esta filosofía de vida; engañar, charlatanear, mentir, difamar, adelantar, atropellar, aprovecharse, traicionar, son constantes en la azarosa vida de estos personajes. Políticos, militares, funcionarios ediles, policías, artistas, periodistas, amigazos y parásitos del poder, intelectuales ó simples ciudadanos con los contactos ó habilidades adecuadas para valerse del poder escribieron las crónicas concernientes a ella. En el Perú; se tienen noticias de primeros indicios de actividad pendejeril en la historia del Perú desde épocas que se pierden en amarillas y apolilladas crónicas, los nombres de Atahualpa, Felipillo, Nicolás de Piérola, Rufino Echenique, Mariano Ignacio Prado, descollan entre las primeras figuras estelares de esta actividad poco apreciable.
- El ingenio para desarrollar actividades afines a esta costumbre, no tiene límites; desfalcar, estafar, robar elegantemente con cuello y corbata, uniforme, mediante bonos, dólares MUC, con RUC, factura, con cargo público o sin él, etc., son consideradas actividades válidas para ser considerados miembros de este cada vez menos exclusivo club. Ellos tienen la astucia y falta de escrúpulos suficientes para tomar el poder aprovechando la marea favorable de las circunstancias y más aún para mantenerse en ella, sacando el máximo provecho que le permita su expectativa de vida biológica y el silencio cómplice. Pisoteando principios y al prójimo, algunos llegaron al poder como voluntariosos ciudadanos y terminaron carcomidos y seducidos ante el monstruo contenido en él, aquel monstruo de la codicia que inspiró el dicho de que “en cofre abierto hasta el justo peca”.
- De particular consideración en nuestra fauna de uñas largas son la casta de funcionarios estatales y parlamentarios; los primeros, esquilmadores de corbata, ostentosos de cartones – que solo certifican sus habilidades de peritos y técnicos, mas no talentos dignos de enaltecer –, los segundos, una concentración de primates parasitarios de la hacienda en su mayoría, todos maquillados como realeza tercermundista, ávidos de expoliar el cofre del cual poseen las llaves. Este es un repaso a través de la historia reciente del Perú con sus más célebres personajes que dejaron una estela negativa e imborrable en los valores ciudadanos y en las arcas del estado, quienes de paso han desarrollado un modo de vida en ejemplos dignos a emular para un gran grupo de ciudadanos del país, que ven en esta una forma de salir adelante socialmente mediante un corto atajo. Aunque los pendejos seguramente, igual que los roedores múridos nunca desaparecerán de la faz de la tierra, es menester y meritorio realizar un nauseabundo inventario de nuestra respectiva fauna, quienes dejaron impreso todo un estilo de vida en el desarrollo de los acontecimientos nacionales y cuyo registro debe servir como ejemplo ilustrativo en la formación de nuevas generaciones.
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