- El oportunismo político tiene ya categoría de deporte nacional en el Perú, que data probablemente desde que se instauró la democracia en la forma moderna que se le conoce con todas sus fragilidades y fisuras que le permite el sistema, mas aun en países con clases dirigentes aficionadas al hurto con o sin corbata. En aquel campo productivo de la actividad humana destaca con hedor propio el Dr. Carlos Torres Caro, Abogado de profesión, catedrático y magistrado del maculado poder judicial peruano. La abogacía como es sabido es una profesión que exige para su habitual ejercicio criollístico, especiales aptitudes como la facilidad de palabra, poder de convencimiento lindante a la charlatanería vendedora de crecepelos, capacidad de reconocer las oportunidades de sacar un buen porcentaje de algún litigio judicial, etc., pues Torres Caro es el prototipo del pendejo que hace uso de la oportunidad para enriquecerse a costa de la política, abogado con grandes aptitudes para el derecho que supo reconocer la oportunidad con la intuición de un Paolo Rossi durante la campaña política para la presidencia y congreso del 2006, con la aparición del fenómeno Ollanta Humala en una magnitud por momentos parecido al Tsunami Fujimorista del año 90, quien hizo abrigar esperanzas e ilusión de cambio en un importante porcentaje del electorado peruano y así Ollanta Humala crecía en las encuestas y Carlos Torres se afilió a la incipiente y amenazante alianza UPP-PN llegando a formar parte de la fórmula presidencial, colaborando activamente – a manera de inversión – como un “fiel” militante; incluso haciendo la protocolar y rutinaria defensa en los ataques del sistema tradicional y su todopoderosa maquinaria hacia su líder de entonces.
- Como hecho anecdótico en medio de la campaña, una ex alumna universitaria suya lo acusó de un procaz acoso sexual aprovechando su ventajosa posición de profesor, con el inspirado argumento de: “yo me apellido Caro y soy un tipo caro” insinuando invitarla a salir según la joven a algún lugar exclusivo. Pero luego la historia es conocida, Alan García ganó las elecciones apelando a su habilidad de manejo de las masas amantes de las telenovelas y se instaló en el gobierno ante el lamento de gran parte de los desafortunados ciudadanos de la década de los 80.
- Pero cumplida su finalidad de ser electo para el parlamento, merced al voto de arrastre del partido Humalista, no tardó en buscar un pretexto para desligarse del partido que lo lleva al parlamento sin el cual no hubiese tenido opción alguna y empezó a manifestar su carácter muy especial de admirador de Judas y promovió un grupo parlamentario que amenazó en convertir en movimiento político al cual probablemente se afiliaron solo amigos y empleados suyos.
- El siguiente capítulo de su pueril historia política lo escribe durante un viaje a Brasil en una representación parlamentaria con su colega aprista Javier Velásquez Quiesquen – claro que la productividad de dicho viaje era la protocolar y turística que se acostumbra en la política de alto vuelo – y de regreso al país, se difunden unas fotografías tomadas por Torres Caro y poco afortunadas para Velásquez Quiesquen donde aparece sentado en las piernas de un moreno bailarín brasileño en un espectáculo de restaurante turístico y en otra fotografía aparece dormido en la banca de un parque impresionando estar durmiendo una resaca luego de algunas copas de mas, posteriormente se explica que la foto con el bailarín se debía a una broma que el argumento del espectáculo le jugaba a los turistas y la foto del parque correspondía a una siesta común y corriente, y lo peor, las fotos circuladas que en un primer momento Torres Caro argumentó fueron robadas de su computadora, se descubrieron que este mismo las entregó a los diarios para ser difundidas y dejar mal parado a Velásquez como un borrachín juerguero con tendencias homosexuales, en una muestra de despreciable infraternidad con su colega, por ello la comisión de ética del congreso lo suspende por varios meses ante su mezquina actitud propia de un hijo de la miseria. Lo cómico que vino después, es que en la elección de la mesa parlamentaria del año siguiente ambos postulan en la misma fórmula, resultaba que el partido aprista como siempre sediento de mantener el poder aunque para ello tuviese que acostarse con el fujimorismo o cualquier lacra parlamentaria a su alcance que sume votos útiles, propuso esta fórmula mediante pactos bajo la mesa que incluían beneficios y buenos tratos para el líder de la banda fujimorista en pleno proceso judicial, una vez mas la política demostraba cuan pestilente podía ser y Caro y Velásquez demostraban que el principio del hambre del poder estaba por encima de todo valor en sus sépticas conciencias.
- En otros de sus actos de infantil taradez, – que seria intrascendente sino hubiera sido oneroso para el tesoro público – promueve la edición de una revista parlamentaria inundando la edición de inacabables fotos suyas junto a personajes respetables de la historia, porsupuesto la edición era pagada por dineros públicos, al parecer el autoculto a su nada valiosa personalidad es otro hobby que cultiva insanamente.
- En su última deliciosa anécdota recibe un poco de su propio veneno al cruzarse en el camino de otro impresentable del parlamento peruano, Gustavo Espinoza aficionado a la fisgonearía de todo tipo, quien lo graba secretamente en una conversación donde por supuesto el pendejo Espinoza cuida lo que dice y Torres Caro menciona un desafortunado pensamiento: “que nos interesa los intereses del país hermano, primero son nuestros intereses”, aunque no hacia mas que resumir lo que la mayoría de parlamentarios piensa y hacen, esto lo desnudaba explícitamente como la clase de primate que todos saben que es Torres Caro, el encuentro de estas dos estrellas de las artes de la vil traición fue como un “Alien vs Depredador” del submundo de las cloacas de la política. Cuando el caso llega a la comisión de ética, el castigado fue Espinoza por la ventajosa posición con que hizo caer en una trampa a su amigo y colega de rufianerías.
- Casos como la presencia de peludos como Espinoza y Torres en el parlamento peruano nos llevan a la reflexión de las falencias y vulnerabilidades de la política donde en la etapa electoral hay que echar mano de cualquier truhán dispuesto a colocar capitales de indispensable utilidad en la etapa de campañas, no importa la procedencia del dinero o las cualidades intelectuales o humanistas del gallinazo invocado o en ronda, después de todo pareciese que en el panorama peruano actual no hay mucho de donde escoger en elementos humanos que satisfagan todos los requisitos idealizados: Solvencia económica, moral e intelectual; casi una utopía.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario