- Nuestra designación taxonómica de Homo Sapiens (hombre sabio) es a la vista de los hechos diarios, una denominación muy benigna, bastante generosa para englobar a todos los individuos parlantes que infestan el planeta. En fin, para efectos de clasificación biológica de alguna manera debemos ser considerados. Existen seres que – gracias a la herencia gratuita de remotos antepasados que un día decidieron bajar de los árboles – si bien bipedestan copando espacio físico en el mundo, probablemente son menos productivos positivamente de lo que potencialmente lo hubiesen sido algunos ejemplares de mamíferos cetáceos y cánidos lamentablemente estos atrapados en su ausencia de capacidad de parlamento y de apéndices motrices hábiles.
- A los atributos de elemental inteligencia otorgada por un conjunto de instrucciones encerradas en el código genético, el avance de las sociedades y civilización ha agregado algunos atributos sumados al pensamiento abstracto para calificar a un ser como humano; entre ellas capacidad de lenguaje, socialización, juicio, raciocinio y producto de la culturización formal de los Derechos Humanos está la Dignidad, esta última la que en algún momento perdió – o tal vez nunca la tuvo – el protagonista de esta página.
- El culto a la personalidad es aparentemente un bochornoso recuerdo de nuestra historia más primitiva perdida entre eones cuando aún competíamos con fieras por el dominio del planeta o cuando perseguíamos brujas para leñarlas en hogueras; en tiempos modernos el seguimiento de líderes hasta extremos de sumisión caracterizó a tontos kamikazes, a llorosos súbditos de líderes de barro y hierro candente como J. Stalin, Kim Il Sung, Mao Zedong, a fundamentalistas seguidores de Ayatollas, ni que decir a hienas psicópatas de de Hitler, en fin en situaciones nada dignas de orgullo histórico, son una adaptación a la modernidad de nuestro estrato cerebral más reptiliano.
- Existen lealtades basadas en el interés propio ó el en el interés colectivo en casos altruistas, pero hay una frontera después de la cual esta se convierte en un servilismo ruin y patético, donde algunos llegan por propia voluntad o naturaleza intrínseca; sea cual sea la explicación de la existencia de Carlos Raffo en el planeta, no deja de ser un ejemplar de interés para diferentes ciencias que estudian la variable naturaleza humana.
- Publicista de ocupación, rastrero de vocación, enemigo de la lógica formal, del raciocinio, de la ilustración, de la higiene moral, del método científico y probablemente de toda lectura productiva o liberal. Carlos Raffo ingresa al mundillo de la política peruana en su momento más séptico del siglo XX, Fujimori en el poder, dueño de todas las instituciones, apoyar su causa y asimilarse a su banda era apostar a ganador y garantía de la inmunidad del poder. Desde que encontró la oportunidad mostró su muy particular talento para las artes rastreras y el buceo cloacal defendiendo a lengua y veneno al mesiánico líder y todos sus actos incluyendo las golpizas a su ex-esposa Susana Higuchi, con el mismo fanatismo que profesaron damas de abominable reputación como Elena Iparraguirre por Abimael Guzmán y Martha Chávez por Alberto Fujimori.
- Gracias a esa bastante visible y malentendida lealtad a ese líder, luego de sus andanzas armando millonarios mítines proselitistas con dineros del estado en el último tramo del gobierno de Fujimori, llega a ocupar el cargo de congresista para el periodo 2006, haciendo de su desagradable presencia una habitualidad en los medios de comunicación. El estudio de su larga lista de exabruptos y disparates de apreciación cuando se involucra a su líder no merecen el menor análisis crítico, simplemente evocan nausea, repugnancia y comedias cantinflescas. Capaz de insinuar mediante la divulgación de un rumor sobre una supuesta paternidad de un respetable sacerdote – respetabilidad ausente mas bien en el líder actual de la decadente iglesia peruana y fan del fujimontesinismo J. L. Cipriani – luego desmentida con autoridad y de disparar su fanático y halitósico hocico sobre todo aquel que ose criticar a su líder y benefactor laboral.
- Pero sus habilidades no se limitaron siempre al campo del sobonaje, los testimonios de empleadas encargadas de las jugosas propinas en el SIN como María Angelica Arce y Matilde Pinchi Pinchi, lo sindicaron recibiendo ingentes cantidades de dinero para las campañas electorales fujimoristas junto a otros publicistas de la corrupción como Carlos Orellana, Daniel Borobio, pero Raffo ha apelado ventajosa y cobardemente hasta ahora a su inmunidad parlamentaria y ha repetido la viejísima canción: “es un persecución política” reactualizada en los tiempos de la persecución a los mafiosos de esa era.
- La observación de su estampa física si bien es un aspecto frívolo en cualquier círculo que se precie de algo cultivado de contenidos, pero en el caso del susodicho su de por sí desagradable ectoscopía no deja de ser un divertido y llamativo elemento caricaturesco sumado a sus inexistentes virtudes racionales para conformar un ser casi frankesteniano haciéndolo un excelente ejemplar para estudios antropológicos y sociológicos.
- Con toda seguridad puede sugerirse a todo padre de familia deseoso de formar a su hijo en las alas de la autoestima, que cuando pase por el capítulo de dignidad y amor propio puede utilizar a Carlos Raffo como ejemplo de lo que un ser humano nunca debería llegar a ser en materia de entrega absoluta de conciencia, cuerpo y alma a seres abyectos y amorales.
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