Con agudeza y muy poco de desacierto
reza en el vulgo un popular argumento
en este Perú de virtud ya casi desierto
e infestado de cada funcionario jumento
que quien desvalija una gallina al vuelo
le honrará la credencial de vulgar ladrón
más quien muerde del fisco hasta el duelo
le distinguirá el abolengo de gran patrón.
Conviales, faenones y demás negociados
en olor a muy podrido pescado florecieron
y los favorecidos aún son reverenciados
ya que hamponescamente enriquecieron.
Con el cuello y corbata como antifaces
y hablares modosos como estratagema
con la decencia rara vez están en paces
y expolio de lo ajeno es su vil emblema.
Está bien, que robe pero que haga obra
excusa el mediocre vulgo a sus bandidos
que apenas migajas como premio cobra
para ser fieles vasallos de esos podridos.
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